viernes, 11 de abril de 2014

La bienvenida más dulce


 No sólo los cumpleaños deberían celebrarse con tartas. Nada  mejor para rematar un evento feliz que algo dulce, y si lo podemos decorar con motivos de la celebración, mejor que mejor. En esta ocasión tuve la suerte de ser invitada a la fiesta sorpresa de bienvenida de Marta, una amiga italiana, que después de casi dos años separada de su novio español, Víctor, por fin, regresa al que ya es su segundo hogar, España.
Víctor confió en mi para hacer el colofón del festejo, dos tartas, una italiana y otra española, concorde a la pancarta que él había diseñado para la ocasión.


En esta ocasión aprovecharé esta entrada para daros la receta de un imprescindible, el clásico bizcocho de vainilla. Es lo primero para ponerse en marcha con una tarta decorada. Para un molde de 24 cm de diámetro los ingredientes son:


Saldrá bastante alta, te da para dividirla en tres pisos.
Poner el horno a 175º con calor arriba y abajo.
Batir los huevos con el azúcar, añadir el yogur y el aceite, una vez mezclado, echar la vainilla.
Tamizamos la harina con la levadura y la sal, y lo vamos añadiendo a cucharadas a la mezcla líquida sin dejar de batir. Al ir añadiendo poco a poco, no hará falta batir tanto.
Para evitar que el bizcocho se pegue, untaremos la base y los lados del molde con una ligera capa de mantequilla, lo justo para mancharlo, y esparciremos harina dando toquecitos en el molde para extenderla, retiraremos el exceso.
Vertemos la masa en el molde y hornearemos durante 35 minutos. No abrir el horno hasta pasados, por lo menos, 25 minutos, para que no se nos baje con el cambio de temperatura. Para asegurarnos de que está hecho, pincharemos con un palito o cuchillo metálico, si sale húmedo lo seguiremos cocinando. Yo suelo meter la punta de un cuchillo y moverlo de lado a lado para ver lo duro que está.
Una vez hecho, lo sacamos y lo dejamos enfriar sobre una rejilla, yo suelo ponerlo boca abajo.

Una vez frío, lo cortaremos en tantas láminas como pisos queramos hacer, lo rellenaremos y cubriremos con la crema de mantequilla deseada, y cubriremos con fondant (todo esto será explicado en otras entradas).

Después de un tiempo de reflexión este fue el resultado.




La tarta española tenía sorpresa en el interior, no pude evitar darle algo de color al bizcocho. El bizcocho de la italiana era de chocolate, así que ese no pude.



A los protagonistas del evento les encantó, o eso me hicieron creer, jeje, el resto de los comensales me dijeron que estaba muy rica, y yo, que por supuesto la probé, creo que estaba muy jugosa, así que ¡¡¡OBJETIVO CONSEGUIDO!!! todos contentos.

Dedicado a Marta y Víctor, sed muy felices, que lo chungo viene ahora, la convivencia ; )

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